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“Pero qué publico más tonto tengo”.
Así, a grito pelado, rasgando las cuerdas vocales más que cantando. Porque de
eso se trata en el punk, de dar leñazos verbales al personal a ritmo de notas
musicales. Kaka de luxe fue uno de los grupos que más fuerte (metafóricamente
hablando… o no) a finales de los 70 y principios de los 80. La Movida y esas
movidas, ya se sabe. Alaska, Carlos Berlanga o Nacho Canut, entre otros,
conformaban esta banda que, años después, ha encontrado digno sucesor en un
jugador al que le apodan igual…
Aunque pocos recuerdan que un día
sí que era deluxe. Kaká llegó al Real Madrid a precio de chalet en una zona
protegida, a unos cuantos millones de euros el cuarto y mitad. Venía con ese
cuño discotequero que nunca se borra que dice que ha estado en la gala del
Balón de Oro y que incluso lo ha ganado. Pero he aquí que ni con Manuel
Pellegrini ni con José Mourinho hubo manera de darle un buen golpe de
electrodos para que se enchufara de nuevo al fútbol. Estar, está. Ir, no va.
Y claro, hay que buscarle una
salida a sabiendas de que esos más de 60 millones de euros que se abonaron por
su traspaso no se recuperarán ni en broma. Todo nació como un ‘y yo más’. Ramón
Calderón prometió que lo firmaría en aquellas elecciones en 2006 (y a Cesc,
Robben, pero esa es otra historia) y tal vez por ese motivo, el primer fichaje
del nuevo mandato presidencial de Florentino Pérez fue ése. Sin embargo, nadie parecía percatarse de que
Kaká parecía estar escuchando punk madrileño en sus ratos libres.
Igual nadie ha sabido descubrir
el verdadero potencial del brasileño, sin duda llamado a ser uno de los mejores
jugadores del mundo desde que comenzó en el Sao Paulo y siguió en el Milan su
proceso evolutivo. Allí querían que volviera, dando pasos al pasado para
recuperar el presente. Pero ni por esas.
“Pero me aburro” sería el tema
actual de Kaka de luxe con el que se identificaría Kaká Deluxe. O “La alegría
de vivir”. El caso es que Kaká busca la excelencia futbolística y ésta pasa,
posiblemente, por una contundente metamorfosis. Como la que se sufrió con La
Movida.
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