lunes, 27 de mayo de 2013

Heynckes y el fútbol moderno

Foto: www.bundesliga.com
Cuando se siente cohibido, sus mofletes comienzan a ponerse en alerta roja. Sube su temperatura corporal y se sonroja. Siempre ha sido así, no se le recuerda de otra manera. Cuentan que Jupp Heynckes es un tímido incurable desde bien jovencillo, aunque suple ese problema con sus palabras, sosegadas y calmadas. "En verano cumpliré 68 años, 50 años en el fútbol...", recordó en Múnich, la misma ciudad donde ha concluido su enésima matrícula cum laude futbolística.

Heynckes soltó alguna lagrimilla en su último encuentro de la Bundesliga como entrenador del Bayern. Su equipo logró una memorable victoria ante el Borussia Mönchengladbach, con esa forma de jugar tan suya, tan atractiva, tan ofensiva. Allí nació, allí comenzó a jugar y entrenar. Allí se acabó su etapa muniquesa. Las gotas de dolor que recorrían sus ojos eran lógicas. El sentimiento de pérdida estaba ahí. El círculo profesional podría cerrarse donde comenzó. Sería un buen final. 

En condiciones normales, su continuidad sería un hecho. Lástima que él no haya tenido una carrera muy lógica que digamos. Hace semanas, en la Ciudad Deportiva bavaresa, explicó que fue el presidente del club, Uli Hoeness, fue quien le explicó la contratación de Pep Guardiola de cara al próximo curso. "Es mi amigo", dijo sobre el mandatario, también ex jugador como él y valedor en su etapa en el club. La gloria no le es esquiva al entrenador alemán, respetado en Alemania y también en España, aunque se le vilipendiara por la ingobernabilidad del vestuario del Real Madrid en el curso 1997-98. La leyenda reza que los jugadores, desatados tras el adiós de Fabio Capello, hicieron lo que les dio la gana. Incluso, ganar la Séptima, la Copa de Europa que no se lograba desde hacía 32 años. Heynckes fue su entrenador.

Le pregunté por sus recuerdos en la Liga, en una competición en la que maravilló en el Athletic y en el Tenerife antes de firmar por el Real Madrid. “En todos los sitios [donde estuve] tengo personas que son amigas: en Bilbao, en Tenerife, en Madrid...", explicó, admitiendo que sigue viendo muchos partidos de la competición. 

Quise ir un poco más allá, y preguntarle por qué experiencia española le marcó más. Pensaba, iluso de mí, que optaría por la Copa de Europa. Pero he aquí su respuesta: “En mi primera etapa en el Athletic no hablaba ni una palabra de castellano, fue muy difícil pero los jugadores se comportaron perfectamente conmigo, eso solo es posible en el Athletic. No en otro equipo, porque tienes que usar otro lenguaje, ya que la comunicación con los jugadores es muy importante, pese a que tenía un intérprete que me ayudaba”, respondió cordialmente. En ningún momento nombró al Madrid, club al que dice admirar y respetar. Nunca se le ha escuchado una mala palabra del club blanco. Ni una. Se fue con una Copa de Europa, dejó un estilo definido y una trituradora de entrenadores que accionó el presidente Lorenzo Sanz: Capello, Heynckes, Hiddink, Toshack…

En el Bayern, Heynckes supo desbloquear y controlar a Frank Ribéry, un genio desbocado. Tanto es así que el francés, que acabó sin hablar con Louis Van Gaal, se convirtió en uno de los líderes del Bayern y hasta en uno de sus capitanes cuando Lahm y Schweinsteiger se lo han permitido. Ha obrado un juego que vence por aplastamiento y, sobre todo, hizo lo que no obró José Mourinho: tumbar sin contemplaciones al Barcelona. Irónico. El equipo del que se fue Guardiola, aniquilado por un 0-7 global por el que heredará.  

Heynckes se marcha. Guardiola recibirá un Bayern con un estilo definido y un reto descomunal: superar los éxitos actuales, con dos finales de la Liga de Campeones seguidas, una Bundesliga, una Copa de Europa conseguida hace poco y una final de la Copa de Alemania. El entrenador germano dirá adiós sin ira, al menos no la saca en público. Pero defiende un concepto, a modo de transición: "fútbol moderno". "El fútbol cambia siempre, aunque sea con matices, y debes corregir, modificar aspectos, ajustes... Tácticamente todos los jugadores están mejor preparados, hay mejor educación técnica porque hay menos espacio en el campo. Cómo salir airosos de estos espacios  son cosas que se enseñan. La gran verdad del futbol de hoy es que premia lo colectivo sobre lo individual, aunque es importante lo individual. Y para competir a estas alturas, y esto es válido para el Barça o el Bayern, hay que saber manejar a los talentos, darle la perfección que necesitan trabajando intensamente con ellos", sentenció. Su libertad de juego y de comportamiento, aquellos puntales que no captaron los jugadores del Madrid, han servido en otros lugares con éxito. Curioso. 

Desde que Guardiola fue anunciado como nuevo entrenador del Bayern a partir del 26 de junio, extraña es la rueda de prensa en la que no se le pregunta por el asunto a Heynckes o sus jugadores. Parece como si el club hubiera preparado una estrategia comunicativa. A veces hay miradas entre los miembros del gabinete de prensa y los protagonistas que lo evidencian. Palabras huecas. Los hechos, tal vez, sean mucho más expresivos cuando Pep tome el legado de Heynckes. El hombre tímido que superó sus miedos. Y al que el Madrid habría sondeado. Sería curioso volver a verle en el mismo estadio en el que sufrió. En cualquiera de sus ex equipos le admitirían con los brazos abiertos a este veterano que nunca ha dejado de reinventarse. El mismo que cambió las lágrimas en la sala de prensa tras su último partido en la Bundesliga por la algarabía tras conseguir la Copa de Europa en Wembley. Hasta bailó con sus jugadores y todo. Y eso, que en verano cumplirá 68 años. 

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