Antes que Diego Costa, otros tres brasileños defendieron la camiseta de España: Donato, Catanha y Marcos Senna. ¿Qué consiguieron y qué hacen ahora?
foto: soydelaroja |
Diego Costa es Marcos Senna.
También es Catanha. Y Donato. El delantero comparte con ellos país de
nacimiento, Brasil, y selección de acogida, España. Antes que el punta del
Atlético, los otros tres vistieron la camiseta roja, aunque sin menos dramas
ni episodios mediáticos. Se nacionalizaron y fueron convocados. Poco más.
De ellos, Senna es el único que
brilló más que nadie, titular indiscutible en la Eurocopa de 2008. Ese verano,
finalizado el festejo, fue recibido por periodistas a su llegada a Brasil.
Querían saber qué siente un compatriota que gana el máximo torneo continental
con España. Un logro para un brasileño. Sin embargo, la renuncia de Costa a la
canarinha le va a costar algún disgusto a tenor de las declaraciones durísimas
que se hacen contra él.
Suele recordarse estos días los casos
de Pepe y Deco, nacionalizados lusos y con quienes Luiz Felipe Scolari disputó
la Eurocopa de Portugal, sin ir más lejos. Pocos se acuerdan ahora de los
innumerables brasileños que han vestido la camiseta de España, Italia o Rusia,
por poner sólo tres ejemplos, en fútbol sala. A la escuadra azzurra se la llegó
a calificar como la Brasil B de forma despectiva en algunas competiciones.
Los casos de Donato y Catanha
fueron menos traumáticos. El primero se formó en el Vasco da Gama, para recalar
en el Atlético en 1988. Después de cinco años, firmó por el Deportivo, donde
disputó diez temporadas y se retiró a los 40 años, convirtiéndose en el más veterano
en marcar en la Liga. En ese ciclo, Javier Clemente le reclutó para la
selección de cara a la Eurocopa de 1996, gracias a su portento en el centro del
campo con su corte defensivo. Actualmente, ejerce como entrenador tras un par
de negocios que no le salieron como esperaba. Pero fue el pionero, el primer
brasileño que no jugó con la canarinha, sino con España.
Catanha comparte con él el
traslado al norte de España. En el Celta se destapó como una gaviota por las
celebraciones de sus goles tras un paso por el Málaga. En Vigo, en 2000,
consiguió que José Antonio Camacho le citara para marcar con la selección. Su
participación se diluyó, como su juego. Llegó a deambular por unos cuantos equipos
portugueses y nunca volvió a promediar los 20 tantos que marcaba como media
desde 1998 a 2002 entre el Málaga y el Celta. Se acercó en el Estepona (18),
donde se retiró en 2010.
Pero sin duda, el éxito pertenece a Marcos
Senna. Obtuvo el pasaporte español en verano de 2005, después de tres años en
el Villarreal. Antes, Luis Aragonés ya mantuvo alguna conversación con él, y al
poco de conseguir la nacionalidad, le convocó para debutar ante Costa de Marfil
en el Nuevo Zorrilla. Era el 1 de marzo de 2006, y ese mismo año se convirtió
en el primer brasileño que jugaba con España un Mundial. Dos años más tarde,
fue el primero en ganar una Eurocopa, gracias a su portento en la medular como
pivote defensivo. Omnipresente, su mejor recuerdo fue ante Italia, en cuartos
de final, deteniendo a los azzurri y marcando en la tanda de penaltis. “Leía
los diarios y en ninguno salía como titular en las alineaciones. Después jugaba
de inicio, así hasta la final”, confesó, pasado el tiempo. Para él, ese equipo
es el legado y el impulso que llevó a la actual España a la gloria.
“Soy un ejemplo de integración,
me considero uno para los inmigrantes”, llegó a afirmar. Siempre ha reconocido
que para él fue una motivación vestir la camiseta española por la exigencia al
tratarse de un extranjero. Y que esa fuerza le llevó al éxito. No así al
Mundial de Sudáfrica, donde Vicente del Bosque decidió no convocarlo. “Luis
Aragonés dio la cara por nosotros y le llovieron palos. Tuvo una personalidad
asombrosa, nos hizo creer en la victoria”. Y así fue. Ahora, rememora aquellos días tras 11 temporadas en el Villarreal y el reconocimiento del Cosmos, donde juega emulando a Pelé desde verano.
Ahora, falta conocer qué le
deparará a Diego Costa. Cuenta Senna que es un delantero diferente a los que
tiene la selección, y que no le costará adaptarse a un grupo tan abierto. Si él
pudo triunfar con España, también podrá el delantero.
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