jueves, 14 de noviembre de 2013

Il Bambino madura desde el dolor

Después de 19 meses lesionado de su rodilla derecha, Giuseppe Rossi embelesa del nuevo al fútbol liderando con sus goles a la histórica Fiorentina.
Foto: http://es.eurosport.yahoo.com
Comparte apellido con Paolo y pasión como muchos otros rossoneri. A Giuseppe Rossi nunca le ha importado decir que su equipo de siempre es el Milan. En Estados Unidos, donde nació en 1987 y sus padres lo criaron, vio vídeos de los años de gloria de los milanistas, y se impregnó de ellos. Nunca jugó con la misma camiseta que Van Basten, aquel delantero que aparecía en las imágenes que le marcaron de crío, pero sí ha celebrado goles como él. Aunque, por primera vez en su carrera deportiva, por fin celebró tres en un mismo partido. 

Tuvo que ser ante la Juventus. La Vecchia Signora ofreció al Villarreal una cantidad infame de dinero cuando il Bambino, como se le apodaba, despuntaba con la camiseta amarilla. Con ella por fin encontró la gloria que se le escapó cuando se formó en el Manchester United y que le llevó a estar cedido en Newcastle y el Parma. El conjunto villarrealense estuvo atento cuando, en agosto de 2007, traspasó a Diego Forlán por 23 millones de euros después de contratarlo por tres. En una rápida operación, firmó a Rossi por ocho para rellenar su hueco. 

Los interrogantes rodearon al muchacho. ¿Aquel chico pequeño con acento norteamericano iba a ser el sustituto del crack uruguayo? Nihat, Tomasson y Guille Franco se relamían, pero Beppe, abreviatura de Giuseppe con la que le bautizaron los compañeros, se fue afianzando. Alguien que llegó a entrenar con Van Nistelrooy y Cristiano Ronaldo no debía tener el visor de la puntería desviado, precisamente. 
Chico despistado, sus compañeros bromeaban con él cuando no entendía nada o se perdía por Castellón. Sin embargo, era calzarse las botas y tener todos sus sentidos conectados. No se le escapaba nada. Rápido, gran zafador y con una zurda capaz de anotar goles de falta, consiguió la titularidad y superar los récords anotadores por temporada de Forlán. Ya no era el sustituto, era el original y con él el Villarreal brillaba en la Liga y en Europa. Tanto, como para debutar y consolidarse con la selección azzurra. Aunque venciendo los recelos de aquellos que lo veían más norteamericano que italiano, por eso de ser hijo de transalpinos en Estados Unidos y hablar italiano americano. 

El Villarreal era una plataforma. En el verano de 2011, el Barcelona volvió a por él. Ya en 2007 tanteó su contratación, aunque el chico prefirió vestir el amarillo y consolidarse. En esos meses estivales, el club azulgrana buscaba un perfil de jugador con el que potenciar su ataque. Dos fueron los candidatos: Rossi y Alexis. La primera oferta al club villarrealense no satisfizo a sus dirigentes, y en vista de que la negociación tenía visos de imposibilidad por la estrella del equipo (desecharon en su momento 30 millones de la Juventus) fueron a por el chileno.

El 26 de octubre de ese año, Rossi cambió el amarillo por el negro. Entró en un túnel de dolor que nunca antes había experimentado. Durante un partido ante el Real Madrid, sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. La recuperación fue un infierno, pero el regreso lo fue más: recayó en un entrenamiento previo a su retorno. Los seis meses iniciales se convirtieron en 10. Aquello fue dramático, pero no tanto como perder a su padre.  

Tres operaciones después, y con el Villarreal descendido a la Segunda División mientras él veía los partidos en la grada, mascando la rabia, veía próximo su regreso. Iba a ser el referente ofensivo para que el conjunto amarillo ascendiera de nuevo, un fichaje de renombre en una plantilla con Senna como referente tras la marcha de las estrellas. En el mercado invernal, clubes como el Inter, que ya llamó a su puerta, trataron de hacerle emigrar a Italia. 

Finalmente fue la Fiorentina quien, en enero de 2012, se arriesgó: abonó ocho millones de euros por un delantero que estaba aún recuperándose y cuyo futuro era una incógnita. Se recuperó en Florencia, vistió de viola en su presentación todavía lesionado, con el dorsal 49 de los suplentísimos en la zamarra, pero 19 meses de calvario después, volvió a jugar. Fue en mayo, en Pescara y la Serie A tocaba a su fin. Era cuestión de planificar su renacimiento artístico de cara al próximo curso.  

No le fue mal la apuesta. Ante la Juventus, hace unos días, doblegó él solito al actual bicampeón italiano con tres goles, el primer hat trick de su carrera profesional para remontar un 0-2 y ganar por 4-2, con una asistencia que certificó su eclosión. Cinco tantos en cinco partidos y adiós a las penas.  Rossi bien merece ser feliz. De momento, lo es. Y sus goles hacen sonreír a un montón de gente.

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