domingo, 15 de diciembre de 2013

Ingeniero e ingenioso

Manuel Pellegrini es ingeniero e ingenioso. Sobre todo a la hora de tener presente un nombre y no olvidarlo. Su cerebro es un disco duro, y en él almacena un listado de jugadores. Llegado el momento, abre el archivo. A veces incluso lo borra, aunque este caso sucede en contadas ocasiones. Al entrenador le acompaña siempre esa lista. Un top de futbolistas que nunca le defrauda y le da excelentes resultados cuando requiere de sus servicios.


Manuel Pellegrini / Foto: uefa.com
Manuel Pellegrini es ingeniero e ingenioso. Sobre todo a la hora de tener presente un nombre y no olvidarlo. Su cerebro es un disco duro, y en él almacena un listado de jugadores. Llegado el momento, abre el archivo. A veces incluso lo borra, aunque este caso sucede en contadas ocasiones. Al entrenador le acompaña siempre esa lista. Un top de futbolistas que nunca le defrauda y le da excelentes resultados cuando requiere de sus servicios.

Se puede pensar que algunos refuerzos que solicita son innovadores, pero en realidad son habituales. A Álvaro Negredo, sin ir más lejos, lo tanteó meses antes de firmar por el Real Madrid. Entonces entrenaba al Villarreal, y el delantero del Almería estaba en su agenda. No obstante, meses más tarde ambos recalaron en el club blanco, y el entrenador tuvo que desprenderse del punta ante la abrumadora cantidad de atacantes que acumulaba. No se olvidó de él, y en verano no sólo lo pidió, si no que lo ha convertido en un referente del equipo… junto a Sergio Agüero, al que estuvo a punto de preparar en el conjunto amarillo. Las pretensiones del Independiente de Avellaneda impidieron que un jovencísimo Kun vistiera la camiseta villarrealense, y previo pago de 25 millones de euros ese muchacho se fue al Atlético. Cuentan que a Pellegrini le encantaba y tenía preparado un equipo de leyenda a su alrededor. Incluso, que propuso su contratación al Madrid. Una pieza preciosa de la que ahora no piensa desprenderse en el City.

Otro ejemplo de jugador al que ha rescatado en sus proyectos es Martín Demichelis. Incluso, en operaciones enrevesadas. El central es un leal servidor de Pellegrini desde la etapa de ambos en el River Plate. De aquello han pasado más de 10 años, pero al técnico nunca se le olvidó la entrega del argentino. Tanto como para sondearlo cuando estaba en el Bayern de Múnich para ir al Villarreal. No consiguió nada, pero sí en el Málaga y, meses después, le hizo viajar a Manchester por mucho que acabara de ser presentado por el Atlético. Durante años, Diego Lugano también fue tanteado para vestir de amarillo y por fin consiguió ponerle la camiseta, aunque malagueña y por unos meses.

En el City, Pellegrini ha encontrado a otro futbolista que tenía en su listado, Javi García. Y ha soñado con poder contratar a un portero como Willy Caballero, quien en sus años en el Elche pudo haberse situado bajo el larguero de El Madrigal. En el Málaga lo convirtió en su guardameta de referencia, al lado de un Carlos Kameni que llegó a sonar en su momento en las oficinas del Villarreal. Allí, se sorprendieron cuando un día citó a Guille Franco o Sebas Eguren. Dos jugadores desconocidos cuyo rendimiento fue tremendo.

Por esos despachos se pasearon muchos nombres, como el de Julio Baptista, pero nunca llegó a estampar su autógrafo en un documento oficial villarrealense. Sí lo hizo en uno del Málaga a los pocos días de recalar Pellegrini en el club en el otoño de 2010. Entonces edificó un grupo desde la permanencia y luego lo encumbró en la Liga de Campeones, con Santi Cazorla como referente. El centrocampista al que confeccionó puntada a puntada desde la cantera, el mismo al que pidió en el Real Madrid y cuyo deseo no le concedieron. Si algo sabe el entrenador, es de captación. Y de saber crear éxitos de la nada. Así se entiende que Nacho Monreal no vistiera de amarillo, pero sí que fuera el lateral del Málaga más exitoso de su historia.

Cuando los estandartes fueron traspasados en La Rosaleda, cuando los sueldos pendientes se acumulaban y las nóminas no se cobraban, Pellegrini seguía tirando de ingenio cuando lo fácil habría sido tirar todo por la borda y marcharse. Su lealtad es inquebrantable y es la misma que pide a sus hombres, cuales soldados. Así se entiende que recordara a Roque Santa Cruz, que llegó cedido, y que lograra cohesionar un grupo hasta que su confianza se quebrantó.   


Ahora, en el Manchester City, mantiene la máxima que un día confesó a quien redacta estas líneas en una entrevista: “Uno como técnico está siguiendo a una cantidad de jugadores importantes para ver en qué destacan. Más en instituciones como el Villarreal, que tiene que sumar el ingenio a la parte económica, y exactamente igual en el Málaga, donde hay que confeccionar una lista con las diversas alternativas”. Una ley, la de Pellegrini, que funciona. Y que le ha llevado a vencer, por fin, a dos entrenadores a los que nunca antes doblegó: Pep Guardiola y Arsène Wenger. El primero le amargó la vida cuando ejercitaba al mejor Barcelona de la historia. El segundo, eliminándole de dos Ligas de Campeones. Ahora, el chileno maximiza sus recursos y devuelve la jugada. 

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