En una semana, un tema que uniría al barcelonismo, la renovación de su estrella, se ha convertido en motivo de conflicto entre el jugador y la directiva.
Messi y Rosell, tras firmar la renovación hace un año. Foto: FCB |
La lotería puede premiar de
distintas maneras. Puede que Leo Messi aparentara al inicio ser un chiquillo de
13 años que entraba en La Masia con la cabeza agachada y los sueños mirando al
frente. Pero, con el paso de las horas, días, semanas y meses, ese mozalbete se
convirtió en todo un Gordo que aportó al Barcelona títulos, reconocimientos… y
euros.
El dinero. Mantener contento al
mejor jugador del mundo no es difícil si se dispone de una chequera acorde a su
talento. Cuenta Leo Messi que a él no le interesa el plano monetario, que él es
feliz con un balón. Y así es. Sin embargo, de algo debe vivir. En los últimos
ocho años, su relación contractual con el Barcelona ha sufrido seis revisiones.
Se avecina la séptima a tenor de los acontecimientos. La última revisión fue
hace exactamente un año y pocos días. Muy pocos. Y aquí comienza el lío Messi.
Actualmente, el sueldo del astro
ascendería a unos 15,5 millones de euros netos. Hace poco, Cristiano Ronaldo
habría ampliado su relación contractual por el Real Madrid por unos 17 millones
de euros, y encima, a pocos metros de la taquilla de Messi, se especula con el
porcentaje del traspaso de Neymar que recayó en su sociedad familiar N&N [Neymar
y Neymar] ya que de los 57,5 millones de euros, de los cuales 40 fueron a
repartirse entre diferentes empresas y una sería la suya. Messi, según Forbes,
es el décimo deportista mundial que más ingresa, por detrás de Cristiano
Ronaldo.
A Messi el tema debería mosquearle,
pero eso no se sabe porque él de esos temas no habla en público. Es reservado
para muchos asuntos. Por eso, sorprendió su tremenda respuesta al
vicepresidente económico, Javier Faus, después de que el directivo asegurara
que, si bien el asunto de la renovación de la estrella no era tanto de su
competencia sino del director deportivo [Antoni Zubizarreta] y del presidente [Sandro
Rosell], por él no habría que revisar un contrato que se mejoró hace seis
meses.
Llama poderosamente la atención
que Messi calificara a Faus como “una persona” y no por su rango en el club
azulgrana. Y más todavía, que le culpara de no saber nada de fútbol y de querer
encargarse de la entidad como si fuera una empresa. Ni una palabra a su
presidente, quien horas antes confesó que Leo “es el mejor jugador del mundo y
tiene que ser el mejor pagado del mundo”. La frase, escueta, puede costarle grosso
modo cerca de 20 millones de euros al mandatario. Y encima, ver cómo su
estrella apunta con balas que no son precisamente de fogueo a su directiva.
“El Barça es uno de los mejores
equipos del mundo y debe ser representado por los mejores dirigentes”, zanjó.
Parco en palabras, de tono mediocre en sus comparecencias de prensa, estas
declaraciones evidencian el malestar del jugador. Su padre, horas más tarde,
tranquilizó los ánimos y declaró de nuevo el amor de su hijo por el club.
Sin embargo, el boleto sigue sin
ser cobrado. ¿Qué sucederá entre el Barcelona y su icono? La respuesta está en
el aire. Habría que tirar de hemeroteca para encontrar algún indicio. Dice la
historia azulgrana que siempre ha acabado mal su relación con sus estrellas.
Ronaldinho, Figo, Romario, Rivaldo, Stoichkov, Cruyff, Schuster, Maradona y
hasta Guardiola. Son simples ejemplos entre los que no se espera incluir a
Messi.
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