Manuel Pellegrini es ingeniero e
ingenioso. Sobre todo a la hora de tener presente un nombre y no olvidarlo. Su
cerebro es un disco duro, y en él almacena un listado de jugadores. Llegado el
momento, abre el archivo. A veces incluso lo borra, aunque este caso sucede en
contadas ocasiones. Al entrenador le acompaña siempre esa lista. Un top de
futbolistas que nunca le defrauda y le da excelentes resultados cuando requiere
de sus servicios.
Manuel Pellegrini / Foto: uefa.com |
Manuel Pellegrini es ingeniero e ingenioso. Sobre todo a la hora de tener presente un nombre y no olvidarlo. Su cerebro es un disco duro, y en él almacena un listado de jugadores. Llegado el momento, abre el archivo. A veces incluso lo borra, aunque este caso sucede en contadas ocasiones. Al entrenador le acompaña siempre esa lista. Un top de futbolistas que nunca le defrauda y le da excelentes resultados cuando requiere de sus servicios.
Se puede pensar que algunos
refuerzos que solicita son innovadores, pero en realidad son habituales. A
Álvaro Negredo, sin ir más lejos, lo tanteó meses antes de firmar por el Real
Madrid. Entonces entrenaba al Villarreal, y el delantero del Almería estaba en
su agenda. No obstante, meses más tarde ambos recalaron en el club blanco, y el
entrenador tuvo que desprenderse del punta ante la abrumadora cantidad de
atacantes que acumulaba. No se olvidó de él, y en verano no sólo lo pidió, si
no que lo ha convertido en un referente del equipo… junto a Sergio Agüero, al
que estuvo a punto de preparar en el conjunto amarillo. Las pretensiones del
Independiente de Avellaneda impidieron que un jovencísimo Kun vistiera la
camiseta villarrealense, y previo pago de 25 millones de euros ese muchacho se
fue al Atlético. Cuentan que a Pellegrini le encantaba y tenía preparado un
equipo de leyenda a su alrededor. Incluso, que propuso su contratación al Madrid.
Una pieza preciosa de la que ahora no piensa desprenderse en el City.
Otro ejemplo de jugador al que ha
rescatado en sus proyectos es Martín Demichelis. Incluso, en operaciones
enrevesadas. El central es un leal servidor de Pellegrini desde la etapa de
ambos en el River Plate. De aquello han pasado más de 10 años, pero al técnico
nunca se le olvidó la entrega del argentino. Tanto como para sondearlo cuando
estaba en el Bayern de Múnich para ir al Villarreal. No consiguió nada, pero sí
en el Málaga y, meses después, le hizo viajar a Manchester por mucho que
acabara de ser presentado por el Atlético. Durante años, Diego Lugano también
fue tanteado para vestir de amarillo y por fin consiguió ponerle la camiseta,
aunque malagueña y por unos meses.
En el City, Pellegrini ha
encontrado a otro futbolista que tenía en su listado, Javi García. Y ha soñado
con poder contratar a un portero como Willy Caballero, quien en sus años en el
Elche pudo haberse situado bajo el larguero de El Madrigal. En el Málaga lo
convirtió en su guardameta de referencia, al lado de un Carlos Kameni que llegó
a sonar en su momento en las oficinas del Villarreal. Allí, se sorprendieron
cuando un día citó a Guille Franco o Sebas Eguren. Dos jugadores desconocidos
cuyo rendimiento fue tremendo.
Por esos despachos se pasearon
muchos nombres, como el de Julio Baptista, pero nunca llegó a estampar su
autógrafo en un documento oficial villarrealense. Sí lo hizo en uno del Málaga
a los pocos días de recalar Pellegrini en el club en el otoño de 2010. Entonces
edificó un grupo desde la permanencia y luego lo encumbró en la Liga de
Campeones, con Santi Cazorla como referente. El centrocampista al que
confeccionó puntada a puntada desde la cantera, el mismo al que pidió en el
Real Madrid y cuyo deseo no le concedieron. Si algo sabe el entrenador, es de
captación. Y de saber crear éxitos de la nada. Así se entiende que Nacho Monreal
no vistiera de amarillo, pero sí que fuera el lateral del Málaga más exitoso de
su historia.
Cuando los estandartes fueron
traspasados en La Rosaleda, cuando los sueldos pendientes se acumulaban y las
nóminas no se cobraban, Pellegrini seguía tirando de ingenio cuando lo fácil
habría sido tirar todo por la borda y marcharse. Su lealtad es inquebrantable y
es la misma que pide a sus hombres, cuales soldados. Así se entiende que
recordara a Roque Santa Cruz, que llegó cedido, y que lograra cohesionar un
grupo hasta que su confianza se quebrantó.
Ahora, en el Manchester City,
mantiene la máxima que un día confesó a quien redacta estas líneas en una
entrevista: “Uno como técnico
está siguiendo a una cantidad de jugadores importantes para ver en qué
destacan. Más en instituciones como el Villarreal, que tiene que sumar el
ingenio a la parte económica, y exactamente igual en el Málaga, donde hay que
confeccionar una lista con las diversas alternativas”. Una ley, la de
Pellegrini, que funciona. Y que le ha llevado a vencer, por fin, a dos
entrenadores a los que nunca antes doblegó: Pep Guardiola y Arsène Wenger. El
primero le amargó la vida cuando ejercitaba al mejor Barcelona de la historia.
El segundo, eliminándole de dos Ligas de Campeones. Ahora, el chileno maximiza
sus recursos y devuelve la jugada.
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